Me pareció interesante subir a este blog la historia de Libertador, escrita por el diario Rio Negro. .
No. No es médico. Tampoco murió toda su familia en ese lugar. No. Simplemente, quiere estar solo. El resto es leyenda de 77 mil usuarios de Facebook y otros medios.
El amor por la soledad: una concepción que, tal vez, la sociedad actual no comprenda, debido al ritmo de vida y los gustos del siglo XXI.
La leyenda le gana a la realidad. Y crece en las redes.El personaje de la Ruta 237 sólo quería "estar solo".
Una buena historia puede devorarse a la realidad. Sólo basta una
argumentación sólida, cierta dosis de intriga y, si es posible, alguna
muerte fatal. Habrá entonces mucha voces que la repitan. Pero además de
las voces están ahora las redes sociales, que son voces y también
medios.
La máxima de la buena historia (que no tiene por qué ser
cierta y ahí se da de narices con el periodismo) le toca a Libertador
Argentino Araneda, de 62 años, a quien las voces y las redes le
adjudicaron el título de médico.
Libertador está ajeno a todo, y a la leyenda, su leyenda, que, como decíamos, se extiende por las redes sociales. Y más allá.
Le dicen 'el médico del kilómetro 1508 de la Ruta 237' (entre Piedra del
Águila y Alicura) pues se cree que hace un cuarto de siglo en ese lugar
perdió a su familia en un accidente de tránsito. Y él iba al volante.
Entonces mutó en ermitaño, solo entre chapas y requechos casi colgado de
un precipicio en la bajada de Collón Cura.
Es este hombre una
aparición en medio de la nada. Una sombra que vive de lo que le tiran
camioneros y automovilistas o gente que llega hasta allí sólo por
solidaridad. O simples curiosos, casi siempre solidarios.
El 11 de
septiembre de 2001 (¿hay alguna catástrofe más promocionada que la de
aquella fecha?), Río Negro estuvo con Libertador Argentino y allí el
hombre reveló que no es médico, que no perdió a su familia y que no
cumple penitencia alguna.
"Tenía ganas de estar solo", dijo, casi
como aquel personaje de Hollywood, que corría y corría con una multitud
detrás y con medios que le daban connotaciones a aquel trote imposible
de Forrest Gump. Hay algo de ese personaje inolvidable en esta historia
patagónica.
Lo que pasó es simple. Un buen día Libertador, que
nació en Bariloche, decidió estar solo y eligió ese rincón imposible
para vivir. Y allí se quedó, y ahí vive juntando restos y bebiendo el
agua de una vertiente, con viandas de colectivos y comida que le llegan
desde arriba, de la ruta misma.
La historia que ya fue escrita en
2001 fue devorada por la leyenda, también relatada el 23 de septiembre
de aquel año, tan increíble como las historias más increíbles. Pero a
pesar de la realidad, el accidente fatal, la muerte, la pena infinita
del hombre que desde entonces es una sombra puede más y se expande y
crece en lugares inimaginables.
Lo ignora Libertador, barbudo y
teñido por el humo de su casilla de chapas, y restos de autos y camiones
que chocaron o se rompieron en ese enmarañado tramo de curvas y
contracurvas. No sabe ni podría imaginar que ya es leyenda. Sólo quería
estar solo.
Tweet |
0 comentarios:
¿Qué te parecio?
Comenta en Blogger